domingo, 21 de junio de 2015





UNA AMIGA DESPISTADA

Luci se despertó sobresaltada; salió corriendo a la puerta a ver si se habían llevado la basura; con asombro vio que ya no estaba. Volvió a la habitación, miró en el cajón de su marido donde estaban primorosamente dobladas las camisas, pero no vio las dos nuevas que habían comprado el día anterior. Y claro, pensó:  - ¿Qué hice yo con la bolsa de las camisas aún sin quitar el celofán? La buena mujer las había tirado a la basura, pensando que su marido había sacado antes las camisas. - Cariño creo que anoche tiré las camisas nuevas a la basura, creí que la bolsa estaba vacía. – No me extraña conociendo tú despiste. ¿Te acuerdas cuando te pusiste un vestido nuevo con la percha y todo? Y un señor ya en la calle,  te dijo:   - señora lleva usted una percha detrás de la espalda. Mi pobre amiga no sabía dónde meterse.


 Pasaron unas semanas y Luci quedó con nosotras para desayunar. Era verano; llevaba una falda blanca de gasa con una media combinación, también blanca; no sabe cómo pero la goma de la combinación se rompió y la enagua cayó al suelo. Se la veían las piernas y las bragas, pues la falda de gasa se transparentaba toda. Luego volvió a  casa y se cambió, también de zapatos y se puso unos planos; Luci era muy alta; caminando desde casa hay 5 minutos, cuando de pronto nota que cojea un poco; - Uum!! Parece que me falla un poco la rodilla, mira hacia los pies y ve que llevaba un zapato plano y otro con un poco de tacón, pero claro cada zapato era de un color diferente. 


Otro día iba aponer la lavadora: - Dónde estará la bolsa con los calcetines y camisas sucias de mi marido?  De pronto se acordó que el día de antes habían comprado queso roquefort, ése que huele que apesta a pies; miró en la nevera y allí estaba la bola son la ropa sucia y el queso roquefort; ¡No sabéis que tufillo salía de la nevera!
Otro día salió de casa para ir a desayunar con nosotras, cuando se dio cuenta que iba en zapatillas; se dio media vuelta para volver a casa y cambiarse, cuando va a sacar las llaves de casa del bolso y ve que no están; así que tardó 2 horas en poder entrar en casa hasta que su marido vino y pudo abrir la puerta.


A los 6 meses tuvo que ir al hospital Clínico; la llevó su marido en el coche plateado que tenían, muy largo y grande que parecía un Corcorde. Cuando llegan al hospital, Lucí le dice a su marido: - Cariño espérame por aquí dando vueltas y cuando veas un sitio libre para aparcar te paras, y ya te buscaré yo. A la media hora sale del médico estomatólogo, abre la puerta del coche y se sienta: - Perdona cariño, ¿he tardado mucho verdad? Bueno,  puedes arrancar ya. El otro callado. - Pero cariño, ¡vámonos ya! Cuando oye una voz que le dice: ¡Señora yo no soy su cariño! Entonces , le mira y ve que es un señor desconocido. Salió del coche como un escopetazo y el marido dos coche más adelante sentado al volante de su coche sin enterarse de nada. 
 

Un día fueron a misa de 12. Antes de salir preparó para  comer una pierna de cordero para asar. Encendió el horno para que se  calentara y al marcharse meterla en el horno. Lo programó para que a las 2 horas estuviera asada la pierna de cordero. Después de la misa irían a tomar el aperitivo. Cuando llegaron a casa la pierna estaba en la encimera de la cocina y el horno al rojo vivo vacío. Ese día claro no comieron cordero.



Un año después fueron a las Islas Canarias de vacaciones con unos amigos; se puso unos pantalones vaqueros de color azul clarito. En todo el paseo no se encontraba cómoda; se le caían de la  cintura y de pierna la molestaban porque la estaban muy grandes, total que fue incómoda todo el paseo. Cuando volvieron al hotel, estaban en la habitación, cambiándose para bajar a cenar, y el marido la dice: - Luci, ¿Por qué te has puesto mis pantalones? ¿Es que no tienes los tuyos? Miró en la maleta y allí estaban sus pantalones, que eran de un color verde manzana; claro es que mi amiga es daltónica además de despistada.