En Nigeria vivía Mandy, era una niña de 12 años,
era la reina de su pueblo porque sus padres habían desaparecido en una cacería con otros amigos y
nunca en 8 años habían sabido nada de ellos.
Mandy era muy buena y bonita, tenía grandes ojos
negros y una carita redonda como el mundo, su pueblo la quería mucho.
El pueblo era pequeño, pero muy alegre, siempre
estaban bailando alrededor del fuego, este no se apagaba ni de día ni de noche.
Un día callaron los tambores y a lo lejos se oían
tambores-flauta. Entonces todos ven a un niño con una corona en su cabeza y
vestido como un Rey, todos se arrodillaron ante él, pero con el rabillo del ojo
miran; ven un niño de unos 15 años que va en un trono; llegan hasta Mandy y el
dice llamarse Rey Sol, viene de un país de oriente donde nunca se pone el sol,
y viene unos días para descansar. Mandy manda hacer grandes fiestas para él y
todo el pueblo con monos malabaristas y toda clase de juegos.
Pasan unos meses y ellos disfrutan de buenos paseos
y grandes fiestas. Un día Sol le pregunta a Mandy ¿me puedo quedar a vivir aquí?
Y así lo hizo, y al año siguiente se casaron los dos y todo el pueblo fue muy
feliz.
Ana Mª de Santos
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